miércoles, 5 de agosto de 2009

LA VERITO

(Que vida intensa tuviste, Verito... corta pero llena de situaciones y vivencias que ni siquiera yo he vivido a mi edad... y no se si las podría soportar como tu... Se que estas en los brazos del señor, en un abrazo de amor eterno...)

Fuiste la primera niña que conocí... Cuando te vi., me diste susto, eras tan fuerte, tan segura. A la defensiva me miraste sin saber quien era yo, y porqué te preguntaba tanto por los demás niños. Ese día fui con la Cecilia al puente Bulnes. Llegamos, y no había nadie... sólo un colchón medio quemado, y nadie. A lo lejos, dos niñas venían hacia nosotros. – Hola, buscamos a los niños, los han visto? - Conversaban entre ustedes (eran tú y la Eli), y apenas nos pescaron. - ¿Saben algo de los niños? - No tía, ya no están aquí, los pacos vinieron y se pelearon. El Rana y el Chureja se prendieron fuego... el Rana está en el hospital, y el Chure se fue, para que no lo agarraran. Quedó la cagá tía, están en mala... Ahora se fueron al puente Vivaceta. Allá se quedan ahora. - Verito, te miré, y no pude creer que vivieras en la calle. Tú y la Eli, tan bonitas…, un poquito áspera, pero cálida... no olvidé más tu rostro. Vivías con el “Laucha” o “el Feña”, un gallo que se veía bueno como el pan... Vivían al lado de la carretera, en Vivaceta encima del Mapocho, en una especie de encatrado de madera, forrada con plásticos para el frío, en colchones tirados en el suelo, una carpa improvisada que era tu nidito de amor. Me decías que amabas al Feña, que él te había prometido trabajar y ayudarte con tus otros niños... Tenías dos más, y sólo tenías 19 años. Yo no sabía nada de ti, pero amorosa te acercabas cuando yo iba y me contabas todo lo que te pasaba. Un día me llevaste a un lado y me dijiste: - Tía, estoy embarazada... es del Laucha, y él está feliz, le ha hecho bien esto de la guagua porque quiere trabajar, quiere dejar el trago para cuidarme a mí y a la guagua... A mi me gustan mucho los niños, y tengo dos más, están en un hogar- Estabas ahí, solita y me dio nervio, una guagüita gestándose en tu guatita, tu tan flaquita, y con tolueno. Te invité a almorzar... En el camino me contaste tu vida. Una vida impresionante de dura, hasta sabías lo que era estar presa a los 13 años por matar a alguien. Junto a unos amigos, volados todos con tolueno, sin saber, acuchillaron a un taxista... y chocaron su auto... Verito, tenías 18 años y algo, no sé... pero eras una niña, que ya tenía dos hijos, que sólo te dejaban ver los domingos, y a veces incluso no te dejaban entrar si estabas volada... y me decías que los adorabas, que lo único que querías era sacarlos de ahí, y llevarlos contigo. Me costaba entenderte, hablabas con tanta pasión de tus cosas, y tu lenguaje, al principio me chocaba, porque te daba rabia lo que vivías y así lo contabas. Pero era tu forma de expresarte, una forma de expresión tan pura, que aprendí a aceptar. Reías con ganas y cuando tenías que enojarte, eras capaz de retar y chuchear hasta al papa. Te acuerdas que ese día, después de almuerzo, te invité a que me acompañaras a mi pieza, a echarnos un ratito sobre mi cama, para que descansaras, para que tu guagüita digiriera lo que habías comido... Te echaste feliz, casi no lo podías creer, no nos conocíamos tanto, y yo te di tanta confianza. Te dejé recostadita y me fui al baño. Cuando volví, aún recuerdo, me dijiste muy seria, que guardara la plata que tenía en el velador. – Tía, tienes 60 lucas en tu velador y está abierto, nunca te cagaría... pero cierra el velador, o guarda la plata. No quiero que si se te pierde, me culpes a mí. - Y en un ratito te dormiste. Nunca voy a dejar de agradecerte ese gesto, era la plata de mi nana, yo era una vieja cualquiera que venías conociendo y tonta más encima, a la que podías haber robado. Pero no lo hiciste, y me advertiste. Quizás ni hubiera dudado de ti, ya eras mi amiga. Tú sabías más que yo como relacionarte. Y querías seguirme viendo, eso me demostró que eras una persona muy leal, y desde ahí te admiré y te quise mucho.
Qué impotencia no poder hacer nada por ti. Como mujer, escuchar de tus amores, escucharte hablar de tus hijos, y de la gente que te trataba mal, a veces porque si, era todo lo que podía hacer. No tenía situación económica como para ayudarte más, pero no me lo pedías, no me lo exigías, simplemente gozabas los momentos que pasábamos juntas, así lo hacían todos los niños de la caleta. Verito, cuando supe de tu muerte, fue un palo muy grande en mi cabeza. Aunque por todo lo que te exponías, tu muerte era muy latente, y yo temía mucho que algo te sucediera a ti o a tu guagua, teníamos la esperanza de que la tuvieras y pudieras criarla con la ayuda de todos nosotros.
Pero Dios quiso otra cosa… y estoy segura que te cuida y tú nos ayudas con los que aún están en la calle, y ahora, con los que están en la cárcel.
El día que te vi. Por última vez, no te conocí. Estabas durmiendo en la caleta Vivaceta, y llegué a dejarle una ropa que había lavado al Coki. Estabas tú, y el Chureja. Entré, y me sonreíste feliz, y al principio te confundí con la Stefani, estabas más gordita de cara, y no vi tu guatita. Te abracé y cuando sentí tu cariño, me di cuenta que eras tu... Tía, llévame a la casa de las mamitas… quiero volver. Te vestiste rápidamente y partimos. Era la mañana temprano, y no habías comido nada, tenía poca plata, pero Dios nos ayudó una vez más y un señor que vende esos enormes paquetes de galletas se cruzó en una luz roja. Vero, quieres galletas? No tía no importa,.. Si importa. Te las compré, y todavía tengo migas en el auto, las gozaste, y me conversabas de tu vida comiendo galletas. -Del Laucha no supe más. Los cabros me ayudaron porque el hueón tomaba y me pegaba, así es que la última vez, llegó a la caleta, y el Gatica le sacó la cresta y lo mandó cagando pa fuera... no se atrevió a volver más, tía. Pero yo, ahora estoy con mi amorcito denuevo.-
Enamorada para siempre del Pulido. El papá de tus dos hijos, de los dos niños que tenías en el hogar. -Es el amor de mi vida, tía... ahora estamos juntos denuevo, y no puedo dejarlo, lo quiero más que a mi propia vida... pero él, no quiere dejar la calle, dice que me ama, pero me cuesta tanto que hagamos algo juntos… ahora mismo nos quedamos de juntar, me arranqué de la casa de las mamitas, para verlo, y no estaba. Fui a la caleta Vivaceta a encontrarme con él, y no estaba, no llegó. Tengo harta pena tía, pero voy a estar bien, ya queda poco, tía, mire mi guatita, tengo 6 meses.- Verito, te dejé en la puerta de la casa de las mamitas, ahí en Miguel Claro, o algo así, no teníamos idea donde quedaba, pero a pulso y con la ayuda de Dios, llegamos. Me atrasé en lo que tenía que hacer, pero preferí asegurarme que estarías ahí, y que te dejarían entrar. Te pedí que no te arrancaras más. Me lo prometiste y me saludaste desde la puerta.
Estabas linda, con tu buzo maternal... Vero, con esa imagen me quedo... como entrando al cielo... con tu guatita. Nos seguimos reuniendo aquí en mi casa, con el equipo, y me enteré que estabas con una infección caballa en tu bajo vientre, que el Pulido te la había pegado, y estabas hospitalizada haciéndote un tratamiento. Me asusté, ahí pensé... esa guagua, la Vero, Señor, que todo salga bien. En la reunión se decidió hablar con el Pulido para que se cuidara y se hiciera también tratamiento. O que por lo menos no se acercara a ti... pero tu lo amabas y volviste a arrancarte para verlo. Y no te fue tan bien, él andaba con otra niña... pucha Verito, estabas sufriendo de amor más encima de tu difícil vida.
Un mes después me llamó la Pía. -Loreto, la Vero está muerta. - Me imaginé que había sido alguna enfermedad de esas que te habías pescado, que se había complicado. -¿Cómo?- La Pía lloraba..., -la atropellaron. Anoche a las 3 de la mañana, en el puente... la Denise estuvo con ella, tratando de dejarla en algún lugar, en la casa de las mamitas no la recibieron más, porque se demoró un día en volver... por el Pulido, y no la quisieron tener más. Recorrieron varios lugares con la Denise, tu sabes que estaba de 8 meses, le quedaba poquito, pero ni su familia en Renca, ni nadie la recibió. Así es que la dejó en la caleta... - Pero Pía, porqué la dejó ahí... Loreto, entiende, no tenía a donde dejarla. Y ella finalmente se lo pidió. Pero en su casa... Loreto, no podía... Pero si se la había llevado otras veces... Pía, ¿se habrá suicidado? … Vero, te debo eso, pero pensé que estabas tan desesperada y más encima te quedabas ahí en la caleta, denuevo, en la calle… de 8 meses,.. Perdona Verito, pero pensé que lo habías hecho tu... que ya no dabas más. Después supe que habías ido con los demás, volados todos, a mirar a una niña que se había caído al río Mapocho, que andaban pacos y helicópteros en un tremendo operativo para rescatarla. Que atravesaste corriendo la carretera con tu guatita y no pudiste más... y pasó un camión...
Verito, tu funeral es el funeral más emocionante, triste y doloroso que he ido en toda mi vida. Nunca había sentido tanto dolor, tanta impotencia... tanta rabia. Además tu guagua, fuera de ti, en otra caja... la habían tratado de salvar, pero él,.. el Marquito, quiso irse contigo. Tu familia, tu padre, echo pedazos, ¿Cómo no? Si esa misma noche, la noche de tu muerte, no te recibió en su casa… El Pulido, lloraba como loco... ¿Cómo no? Si te había hecho sufrir tanto? La Denise... ¿Cómo no? Si te dejó en la calle de vuelta... Y yo, y yo, con la impotencia de no haber estado ahí. Todos los cabros, viviendo la muerte mucho más real ...
Vero, tus papás lo autorizaron, y el cortejo con las carrozas tuya y de tu guagua fueron a la caleta, pasaron por ahí, y ahí estábamos , despertando y arreglando a los niños para ir a despedirte. Entraron las elegantes carrozas del Hogar de Cristo, con tu cuerpo y el de tu guagüita… se detuvo, te saludamos con los niños, y siguieron rumbo al cementerio. Un cúmulo de sentimientos se agolpó en mi corazón. Nunca había sentido algo así en mi vida, y nunca había vivido algo así en mi vida. Vero, eras especial, eras una niña maravillosa. Que Dios quiso llevarse... o si fue un accidente, ahí estaba con su abrazo esperándote, personalmente...
El Pulido no pudo mucho tiempo más sin ti... Después de tu funeral traje a todos los niños a mi casa, a que se juntaran con el Coki, el no fue a tu funeral, no quiso. Llevaba recién una semana aquí, y yo creo que era demasiado para él. Vino también el Pulido... estaba mal, pero estaba tranquilo. Le mostré tus papeles, tu carpeta de mamá, y todas tus cosas que estaban acá en mi casa... todavía tengo tu perrito de peluche en mi repisa. El trató de verlas pero no pudo. Ojalá el sentimiento que tenía fuera de amor hacia ti, y no de culpa... aunque me temo que en ese momento estaba muy culposo, además que tuvimos que sujetar al Gatica para que no le pegara. Los niños estaban todos enojados con él. Por lo que te habían visto sufrir. Te querían mucho.
Verito... tu ya sabrás... el Pulido no pudo mucho tiempo más sin ti, se suicidó unos meses después de tu muerte, y en esos meses que vivió, vivió atormentado con tu recuerdo. Sé que lo recibiste con un gran abrazo cuando se encontraron, o quizás hayan tomado distintos caminos, no sé... pero si sé que tu haces y vas a hacer lo posible por encontrarlo, esté donde esté… Esta historia marcó mi vida. La Verito era una niñita abandonada, que a pesar de sus pocos años, se lo había vivido todo, y sabía lo que era la vida.
Ella en su cuaderno siempre escribió su esperanza de salir de la calle y poder formar un hogar sobretodo con sus 3 hijos. Como toda niñita de su edad, ella quería amar, y quería vivir de otra manera. Nunca perdió la esperanza y la fe en Dios que la iba a sacar de la calle. Y así fue... Nos escribiste en tu cuaderno, cuando estabas en la casa de las Mamitas:

“..Yo les quiero dar las gracias por todo lo que an echo por mi, porque desde que me conocieron me an ayudado y me sacaron de la calle cuando yo se los pedí. Por eso le doi las gracias a dios por aber conocido a otras personas marabillosas osea ustedes que a pesar de todo yo le prometi que yo iba a estar aquí asta las finales y que para la calle no volveré mas bueno que los cabros son mis amigos desde chicos, pero ya no se que es lo que me pasa, pero siento un rechaso asia los cabros y no los quiero bolver aber mas dios quiera que mi vida cambie y mi futuro sea mejor con mis 3 hijitos que son lo que yo mas quiero en este mundo y ahora que estoy aquí diosito me dio otra oportunidad para recuperara a mis hijos y es algo que yo no boi a desaprobechar. Por que lo unico que quiero es que mis hijos sean felices al lado mio y por eso quiero que nasca luego el Benja. Para poder ponerme las pilas luego con mis otros hijitos. Yo lo único que les pido es que ustedes no me dejen sola por que con ustedes y diosito apollandome mas ganas me dan de salir adelante y mis hijos me dan también fuerza para continuar con los planes que tengo a futuro con ellos tres. Gracias tias por todo. De verdad gracias... Vero.”

Era difícil para ti mantenerte encerrada como decías, pero tenías la fuerza y luchabas por tenerla. Verito, te digo que eras especial, porque al leer lo que escribías, me doy cuenta que tu vida pendía de un hilo, y tú lo sabías...
El día 28 de Agosto del año 2006 escribiste:

“…bueno, hoy dia estoy muy aburrida y ya no sé qué hacer. Lo unico que quiero es salir de aquí lla no aguanto el encierro lla llebo dos semanas con esta encerrada. Pero no se porque tengo tantas ganas de salir, es como si algo me esperara afuera... y solo pienso en salir ando muy enojada no tengo ganas de aser nada y solo quiero salir si tan solo alguien me emprestara plata yo saldría altiro de aquí...”
Pero luego recapacitabas... “… yo si quiero salir adelante quiero sacar a mis hijitos del hogar y criarlos a los tres yo por eso estoi aquí. Pero la idea es que yo aqui tampoco me sienta como una prisionera y por eso que no es justo solo quiero trabajar y tener mi plata. Bueno no importa que sea mucho pero por lo menos que me alcance para mis hijitos y para salir...”


Duele, Vero, me duele el mundo que se te venía encima, y nosotros tratando de hacer algo... Bueno, Dios se adelantó, y como tú nunca dejaste de invocarlo, Él te escucho y terminó con tu sufrimiento. Verito, eres una persona importante , y siempre te voy a tener presente, porque sé que tu nos estás ayudando desde el cielo. Nos han pasado cosas increíbles desde que te fuiste, sabemos que tú, que conoces perfectamente este mundo, estás detrás y vas a estarlo siempre. Personalmente me siento muy cercana a ti, y sé que con el Coki me estás ayudando. Te quiero mucho. Un gran abrazo amiga mía...

Finalmente pude desahogar mi pena con tu sufrimiento, y te plasme en una tela que ahora te regalo.  Para mi, tu y tu guaguita están juntas para siempre... y ya no tan desprotegidas...


 Para siempre...


1 comentario: