NIÑOS EN LA CALLE EN PUERTO MONTT

Desde hace un año, estoy viviendo en la región de Los Lagos, a 20 minutos de Puerto Montt, en una zona rural llamada Panitao.
Desde que llegamos, he estado averiguando sobre los niños que viven en caletas en Puerto Montt.  Hace algunas semanas pregunté en Lagunitas, un lugar donde venden verduras, dónde se podían encontrar estos niños.  Pensando que habría alguna posibilidad de encontrarlos.  Por un lado esperaba que aqui no existiesen.... por otro, quería conocerlos y abrazarlos.

Ayer, 31 de marzo, tuve mi primer contacto con los niños de la calle de Puerto Montt.

En la costanera, en la misma ciudad de Puerto Montt, cerca del terminal de buses, estaban.  Ahí estaban.  Los reconocí inmediatamente.  Sus manitos escondidas dentro de su pecho, debajo del polerón...  su mirada absolutamente perdida.  Tipo siete de la tarde los divisé y los seguí.  Eran dos chiquillas de unos 15 años.  Se veían con su rostro muy golpeado.  Las seguí y las llamé.  Las saludé y amablemente me respondieron.  Me acerqué y me abrazaron.  Qué sensación tan conocida, sus miradas, sus olores.. a tolueno.  En su pecho escondida debajo del polerón, la bolsa con tolueno. Estaban muy drogadas, pero me integraron inmediatamente.  Seguimos caminando juntas, y al final de la costanera, donde habían residuos de materiales de construcción, maderas y cerros de piedras y arena... estaban los demás.  Me impresionó las condiciones en las que estaban.  Muy drogados y todos con partes de sus caritas moradas.  Ojos en tinta, medio cerrados, tirados y muy, muy volados con tolueno.  Habían cinco niños,  dos niñitas y tres niños, el otro era un hombre ya mayor, que aspiraba tolueno con ellos.
Los niños me saludaron, y su "hola tía" me trajo miles de recuerdos.  Les di uno a uno un abrazo y un beso, y como andaba con el Carlitos, ambos nos sentamos junto a ellos.  Todo igual, los olores, las ropas tiradas, el lugar...
Joana, una niña muy golpeada, con su carita hinchada se me abrazó y comenzó a llorar.  Dios! Qué sensación, la misma, los niños son niños y los niños de la calle sean de adonde sean son así... abandonados, a la vista de todos, pero nadie los ve...

(copyright skyscrapercity.com)
 
Tenían hambre, así es que partí a comprarles unos panes y un poquito de leche... el tío se queda con nosotros, no nos dejes...  Corrí a comprar y el Carlos se tuvo que quedar con ellos, se sintieron acompañados.
Sentí que estos niños son mucho más pobres que los de Santiago, mucho más abandonados, mucho más maltratados.
Les hicimos pancitos a todos y los aceptaron muy agradecidos.  Uno que estaba tirado, aceptó mi pan, pero estaba tan mal, que le abrí la caja de leche con chocolate y se la di.  A ver si reaccionaba.
Como nosotros vivimos fuera de la ciudad, en la zona rural, el último bus para irnos salía a las ocho, y faltaban cinco minutos, asi es que les dimos sus pancitos, conversamos un ratito, los regaloneamos y nos tuvimos que ir, igual, no te vayai tía... vuelve... tai más loca..  tía loca.
Recordé a mi Koki cuando lo conocí.  También estaba muy volado con tolueno, y ahora que recuerdo, era muy flaquito y fondeado debajo de frazadas... Estos niños no tenían ni frazadas, y según me dieron a entender, no dormían ahí.
En la rampla donde hacen skate, ahí debajo tía...
Se me apretó el corazón, aqui llueve mucho y llueve fuerte, donde se resguardan de la lluvia, donde, si todo es tan abierto.
Me prometí volver, pero ahora vamos a ser mucho más ordenados, y no prometeremos nada que no podamos cumplir.
Estoy feliz de haberlos encontrado.  Llegué a mi casa a buscar en internet, casas de acogida, alguna información en el SENAME de la región, y no encontré nada.  Nos dijeron que los dias miércoles van unos amigos, que se llaman amigos de la calle que les dan comida.  Ayer era jueves,  trataré de estar el próximo miércoles para contactarme con esas generosas personas y ver qué podemos hacer..
Los encontré.. ahora no los dejaré más...